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junio 29, 2022Columna de Opinión: ¿Qué formación universitaria para el Chile pos-constituyente? por Luis Osandón Millavil
agosto 11, 2022
La Universidad de Talca ya lleva 3 años realizando un innovador taller a sus
estudiantes de primer año de forma transversal. El propedéutico de Formación
Ciudadana busca entregar a la generación entrante una introducción académica a
temas como Derechos Humanos y Ciudadanía en el espacio universitario. El
plantel maulino ha tenido una exitosa participación, y desde ahí, la académica
Marlene Gutiérrez detalla el proceso de trabajo de los talleres, así como avances y
énfasis que resultan de la experiencia desde el 2020.
¿De qué espacio surge la necesidad de levantar una iniciativa como esta?
Surge del trabajo que comenzamos a hacer con el primer proyecto de Formación
Ciudadana desde el CUECH. Nuestra directora de docencia y vicerrectora de
pregrado participaron en ese tiempo, y esta iniciativa surge a partir de la Ley de
Educación Superior. Las universidades del CUECH desde ese momento
entendieron que necesitaban incorporar la competencia de formación ciudadana
dentro de sus perfiles de egreso. Ahí comenzaron varias iniciativas, una de ellas
fue capacitar a los profesores en Formación Ciudadana, y a partir de esa inquietud
nosotros nos preguntamos “¿por qué tenemos que esperar que nos obliguen?
podemos hacer algo desde ya”, es uno de nuestros llamados como Universidad
del Estado, y con eso comenzó este propedéutico con el que incorporamos el
primer taller. Entendimos que era algo que venía y que era importante.
Durante la primera semana de inducción, antes que los estudiantes empiecen las
clases, tienen varias actividades, y en nuestra universidad una de esas actividades
es el taller de formación ciudadana. Llevamos tres años, desde el 2020.
Con el estallido social y la pandemia, el 2020 tuvimos que hacer un taller online,
algo que era la primera vez que hacíamos y que nos sirvió mucho para preparar
clases. Decidimos hacer un taller asincrónico con material disponible donde el
estudiante se metía a los foros y hacía las actividades, les asignamos horarios
también donde habían profesores en línea disponibles y fue una actividad bien
bonita en general.
Al mirar el programa y los contenidos escogidos, obviamente hay una
atención desde lo curricular a atender nudos de discusión que venían
relevándose desde la comunidad estudiantil hace un par de años. ¿Cómo se
vincula este taller, desde sus contenidos, con las necesidades latentes de
las y los estudiantes en la última década?
Con la puesta en marcha de la Ley, el CUECH comienza de inmediato a buscar la
forma de incorporar la Formación Ciudadana a los perfiles de egreso, esto hasta
pasado el estallido social; y sentimos como institución pública que debíamos
aportar, y a partir de eso generamos este taller. Justamente, lo dividimos en dos
unidades: una de derechos humanos y otra de ciudadanía.
En esa primera experiencia ¿qué inquietudes pudieron detectar entre las y
los participantes y cómo lo incorporaron a la estructura curricular del taller?
Uno de los grandes avances desde la primera a la segunda versión, atendiendo a
lo que veíamos y escuchábamos de los estudiantes, fue la necesidad de reunirlos,
aunque fuera online. La interacción a través del foro no es igual a una interacción
instantánea, y a partir de eso quisimos agregar una estructura de aula invertida.
Dejamos todo el material disponible y luego los estudiantes se conectaban a una
sesión sincrónica donde se conocieron y trabajaron juntos, todo por Zoom, pero es
una experiencia distinta al foro. Resultó algo mucho más dinámico y cercano.
A partir de la realización de la primera versión, también agregamos los valores
institucionales: la importancia de la integridad académica, la importancia del
respeto, etc. Esto fue incorporado en el módulo de ciudadanía y fue todo recogido
de nuestra experiencia el primer año.
Durante el primer año nuestra tasa de participación asincrónica fue alta, del orden
de más del 90%, y esa participación bajó hacia el segundo año. Supimos que
teníamos que hacer algún enganche y, lo que hicimos hacia la tercera versión, fue
volver a la presencialidad: dejar el material disponible en internet y llegaban a
hacer dos horas presenciales a interactuar con el profesor, a realizar actividades
dinámicas, etc. Levantamos más de 60 secciones, y los profesores llegaban con el
pecho hinchado. Después de dos años de no presencialidad, recibir a un montón
de estudiantes interesados dejaba a los profesores súper contentos con la
experiencia.
En ese sentido, al ser estudiantes de primer año ¿cuál es el impacto que esta
iniciativa tiene en la búsqueda de pertenencia dentro de la comunidad
universitaria?
Los estudiantes de primer año vienen con muchas ganas de vivir experiencias
nuevas. Recibir en ese momento una formación en ciudadanía y en derechos
humanos les hace un “clic” en lo que significa entrar a la Universidad. Porque
además, estos temas se abordan de una manera distinta. Los profesores llegan a
trabajar en el contexto de un taller. Como mechón, tu vienes del colegio con una
idea de la educación en aula, y acá llegas a un espacio donde se le pide al
estudiante un rol activo en su proceso. Ese choque de metodología es un cambio
significativo de paradigma. Sumado a eso, también existe el fortalecimiento de una
pertenencia ligada a acercarse a estos conceptos, que ellos muchas veces ya
manejan, pero no necesariamente saben cómo se aplican.
Es muy interesante el proceso de autoevaluación del proyecto, que es muy
eficiente, y eso ha resultado en mejoras rápidas de su forma y contenido.
¿Buscan ampliar este taller a la formación después del primer año?
En general, la trayectoria de aprendizaje que tiene la universidad en cuanto a
competencias transversales es bastante rica en formación ciudadana. Desde la
Mesa Técnica en la que participo se levantó una comisión para trabajar
competencias, y de esa definición se relevaron dimensiones. Muchas de ellas, ya
las incorporamos como universidad, y tenemos una trayectoria de aprendizaje
progresiva. Trabajamos con estudiantes todo lo que tiene que ver con proyectos
sociales, trabajo en equipo, trabajo colaborativo, responsabilidad social y ética,
etc. Muchas de las dimensiones contenidas en la propuesta de competencias del
CUECH ya las estamos trabajando. Al mismo tiempo, hay conceptos relevantes
que nos gustaría incorporar de forma más desarrollada, como inclusión y género,
que si bien se trabaja desde primer año, comienza a diluirse hacia el tercero.
Lo que tenemos que hacer ahora, desde la Formación Ciudadana, es tomar las
dimensiones que emanen desde el trabajo con el CUECH y ver cómo las
incorporamos de manera progresiva en nuestra formación transversal.
En su diagnóstico como equipo, ¿Cómo contribuye este tipo de iniciativas a
la formación integral de profesionales desde las Universidades Públicas?
En las universidades hay tradicionalmente un quiebre que se produce al entender
lo disciplinar versus lo transversal, o como le llama mucha gente, las
“competencias blandas”. Siempre se entendía que lo transversal le quitaba
espacio a lo disciplinar, que era lo importante. Hoy en día, cuando un profesional
egresa y se enfrenta a otros en el espacio laboral, pueden tener los mismos
diplomas y credenciales, pero los perfiles se construyen además con
competencias como el liderazgo, el trabajo en equipo, etc. Características que no
están dentro de lo disciplinar. Entonces eso es algo que marca la diferencia entre
profesionales hoy día. Por dar un ejemplo, un estudiante que egresa sin formación
en responsabilidad social va a estar en clara desventaja frente a uno que sí. Uno
lo primero que revisa son los currículum, pero en la entrevista te das cuenta de
cuáles son las habilidades realmente necesarias. Cuando nos comprometemos
con la formación transversal en estos temas, lo hacemos con cursos obligatorios.
Puede que algunos no estén de acuerdo con el modelo, pero sentimos que es
necesario para que nuestros profesionales egresen con competencias
transversales efectivas.
Nosotros creemos que el trabajo que hace el CUECH, de incorporar Formación
Ciudadana, pero también género, inclusión, autocuidado y otros temas sí son muy
necesarias para poder desenvolverse profesionalmente. Por lo mismo estamos
abiertos como universidad a trabajar en este tipo de proyectos.