Premios Nacionales reflexionaron sobre el Rol de las universidades estatales en conversatorio del Proyecto de Formación Ciudadana
octubre 30, 2020Vicerrectoras académicas de universidades estatales abordan aprendizajes y desafíos en materia de formación ciudadana
noviembre 28, 2020El gran prodigio que se le atribuye a la Edad Media en ámbitos de la cultura y ciencia, fue asociar esa temporalidad con la gestación de las Universidades; afirmación amparada por el capricho de historiadores positivistas que sindicaban la creación de la Universidad de Bologna como el primer gran hito intelectual de occidente. Esta bárbara falsación histórica denunciada por autores franceses como Bloch, Pirenne, Braudel, Le Goff y tantos otros, demostraron -con revisiones documentales de por medio- que el inicio universitario comenzó NO en Europa sino en África, y que la inspiración para la obra erudita tampoco provino de un Papa, sino de dos hermanas musulmanas que en pleno siglo IX huían de Túnez para establecerse en Marruecos.
Fue en ese autoexilio el que Fátima al Fihri y su hermana Maryam fundaron como agradecimiento a la ciudad que les acogió, la Universidad de Al Qarawiyyin (859), prestigioso centro de estudio que propiciaba una enseñanza integral, donde perfectamente convivían áreas tan disimiles como la astronomía con la literatura o bien la medicina con el derecho. La trayectoria de esa universidad no sólo ha estado dada por los hombres que desarrollaron distintas áreas, también por el sentido público y el compromiso que tenía con la población que habitaban en los alrededores de Fez. Muy a pesar de la mirada segregacionista de los eruditos europeos, fue en esta universidad musulmana, donde departieron sabios de distintos lugares del mundo. Maimónides tuvo la oportunidad de escribir las tablas de ética judía y varios preceptos que -indistintamente de su religión- tuvieron influencias tanto en la torah como en la escolástica, siendo el inspirador del principio de la tolerancia que años más tarde aborda Spinoza, y que lo traslapa a la filosofía política bajo la idea de “condición racional que debe tener un hombre para vencer la bestialidad de la pasión y aceptar el juicio del otro como juicio propio”.
Al Qarawiyyin, rompiendo todo hilo de temporalidad, impulsaba enseñanzas sustentadas en la participación, responsabilidad social, y el compromiso con lo público, muchos de estos preceptos quedaron plasmados en las biografías de algunos de sus egresados, como lo relata Salaidin, biógrafo de Hasan bin Muhammed, el principal teórico de la Diplomacia, contemporáneo a Nicolás Macquiavello, quien mientras estuvo en Al Qarawiyyin trabajo en un hospital y asilo, todo para “aprender desde la experiencia, no sólo la medicina sino que también experimentar la necesidad de resolver el dolor y los padecimientos”.
El gran desafío de las Universidades occidentales en el siglo XXI, es re encantarse con el rol inspirador de la madraza, entender y atender que el desafío que demanda la sociedad, no es sólo proporcionar técnicos o profesionales que engrosaran el engranaje productivo del modelo postindustrializador.
En una sociedad hiperconectada, inmediatista y que cada vez más se acentúa el exitismo e individualismo por sobre la visión colectiva y participativa del bien común, se hace necesario volver la mirada al pasado para reencontrarse con las fuentes inspiraciones de la obra de Fátima y Maryam: promover el ejercicio intelectual como un tributo que engrandezca a la comunidad, evitando las impulsos propios de la ilustración burguesa que convirtió el conocimiento en un monopolio de la Academia. La sociedad “anticipada” como describiera Ray Bradbury necesitará volver a rehumanizarse, alentando valores que reconduzcan el sentido participativo, las identidades, las representaciones y los compromisos que son propias del gregarismo humano. Conducir una formación integral que revalide la idea de ciudadano co-constructor, independiente de su profesión pero pendiente de su rol social, se hace esencial. Tal vez sea la formación ciudadana una herramienta para aprender la tolerancia de Maimoides y la sensibilidad de Hasan Bin Muhammed.
Felipe R.Vergara Lasnibat
Universidad de Playa Ancha
Miembro de la Mesa Técnica de Formación Ciudadana en la Educación Superior, de Consorcio de Universidades Estatales.